Aprender cuesta. Muchas veces duele. Pero otras veces ni se siente. Parece algo divertido. Ni nos damos cuenta que estamos aprendiendo. Lo que hay en común es que nuestro cerebro se recablea.
Nuestro cerebro se ve forzado a crear nuevas conexiones neuronales que al principio son tan difíciles. Recuerden cuando aprendieron a manejar bicicleta. Al principio no se podía. Te caías. No había equilibrio. No podías siquiera imaginarte cómo es posible que uno pueda permanecer en dos ruedas sin caerse. Porque ese tipo de equilibrio no está. No lo has conocido.
Y poco a poco, cuando te empujan y te sostienen del asiento y te van dando algo de velocidad, empiezas a sentir un poco de confianza. Hay un poquito de certeza en que lo tienes. Y lo puedes hacer. Y cuando por primera vez puedes andar sin caerte, es emocionante pero a la vez es estresante. Porque luchas para no caerte. Porque luchas para girar a un lado o al otro. Para frenar. Mientras piensas en el movimiento de tus pies, en el movimiento de tus brazos, en mantener el equilibrio y en escuchar la voz de tus padres mientras te guían, hay muchas cosas. Y es muy difícil.
Claro. Lo que estaba sucediendo en nuestra mente en ese momento era como si un explorador estuviera atravesando la selva virgen con un machete abriendo camino. Era lento y difícil y doloroso.
¿Qué pasa cuando ya los caminos se han creado? ¿Cómo es ahora tu experiencia manejando? Mucho más fluida cierto?
Pero eso solo se ha logrado porque aprendiste. Aprendiste algo.
Lo que nosotros vivimos en nuestro día a día, cómo manejamos las situaciones, es gracias a todo lo que hemos aprendido en nuestra vida. Cómo nos desenvolvemos. Cómo hablamos con las personas. Cómo entendemos y revisamos la cuenta del restaurante. ¿Cómo escribo una publicación en Instagram o en LinkedIn con mis ideas? ¿Cómo convenzo a alguien a salir conmigo? ¿Cómo le enseño a una persona algo nuevo? ¿Cómo me siento yo en medio de un bosque sabiendo lo que hay ahí. Entendiendo que gozo del oxígeno que hay en ese campo gracias a un proceso de fotosíntesis. Y que todo eso me lo regalan las plantas gracias a la energía solar. Eso lo aprendí en el colegio. Como muchas otras cosas de las que no somos tan siquiera conscientes.
En el colegio aprendemos tanto. Solo que la mayoría de las cosas que aprendemos en el colegio, las aprendemos de la forma difícil. Teniendo que sentarnos a trabajar y estudiar y presentar exámenes. Y ojo!, no solamente aprendemos las temáticas que nos están enseñando en el colegio. También aprendemos un método para aprender. También aprendemos disciplina. También aprendemos que las cosas cuestan.
¿Pero qué pasa con todo eso si el día que nos dejen una tarea, un trabajo, de hacer un ensayo, nosotros le pedimos a ChatGPT que lo haga por nosotros y lo presentamos?
¿Será que allí nosotros íbamos a aprender únicamente sobre la temática del ensayo? No, en realidad no. Hay muchas más cosas que aprende nuestra mente mientras hacemos eso.
Aprendemos a pensar en múltiples opciones, en múltiples ideas. A diverger. Y luego aprendemos a converger nuestras ideas. A decidir por dónde irnos. Aprendemos a sintetizar las ideas para convertirlas en algo que pueda inspirar nuevas palabras, que podamos plasmar con nuestro lenguaje.
Si nosotros usamos la inteligencia artificial para reemplazar nuestro proceso de aprendizaje, solo puedo estar seguro de que el futuro será muy difícil.
Hace tres meses comenzó a salir una nueva serie de modelos de Inteligencia Artificial que se llaman “razonadores”. Esos modelos son interesantes porque simulan la forma como razonamos nosotros los humanos.
Es decir, reflexionan, se cuestionan a sí mismos cuando les damos un reto, cuando les hacemos un prompt. Su desempeño viene mejorando significativamente desde que salieron, se están haciendo mucho más inteligentes.
Entonces, ¿qué va a pasar si cuando necesitemos razonar más bien le pedimos a estos modelos de Inteligencia Artificial que lo hagan por nosotros? Estaríamos haciendo outsourcing del trabajo cognitivo.
El outsourcing es ese modelo de operación empresarial en donde una compañía le delega a otra las tareas que no le agregan mucho valor pero que son necesarias, por ejemplo contestar llamadas telefónicas, para que esa empresa se dedique al núcleo de su negocio, que es lo que realmente la diferencia del resto.
Entonces, si trasladamos ese concepto a nosotros los humanos y hacemos outsourcing del razonamiento de las tareas cognitivas, entonces tenemos que voltear a ver hacia adentro de nosotros y decir, ok, si delego las tareas cognitivas, ¿qué es lo que yo voy a hacer?
Hasta ahora habían sido principalmente las capacidades cognitivas las que nos diferencian. Pero si ya no las tengo porque no las desarrollé, podré navegar en este mundo? ¿Qué voy a hacer para sentirme diferente, útil y orgulloso de lo que soy y de lo que hago?
Creo que el sistema educativo tiene una oportunidad única para lograr que como humanos adoptemos estas tecnologías en nuestro beneficio y desarrollo. Así que no se trata de prohibirlas, pero hay que RAZONAR para encontrar la forma de desarrollar nuestro potencial sacando el máximo provecho de la IA.
La inteligencia se está haciendo abundante y barata. Los colegios y universidades seguirán enseñándonos a hacer lo mismo que la IA ya puede hacer más rápido, más barato y con mejor calidad?
Esta es una discusión importante en Tribu IA. Me encantaría conocer tus experiencias en colegios y universidades. ¿Cómo estás dando pasos hacia esta transición?
Share this post